lunes, 17 de enero de 2011

la mañana perfecta

"¿qué tienes ahora?"
lo releyó un montón de veces, una y otra vez.
miro hacia su izquierda, y a la derecha, le miró a él como primera persona, segunda, tercera, y última.
entonces, él que finjía estar echando cuenta y mirando la pizarra se dio cuenta de que ella le estaba mirando, y se giró, se miraron y sonrieron. ella agachó la cabeza y le escribió:
"prácticamente hora libre, ¿y tú?"
él la recibió. escribió rápido y la devolvió.
"estupendo, no me importa saltarme la mía. espérame ahora."
se contuvo la sonrisa, la risa nerviosa, las ganas de gritarle te quiero y las ganas de levantarse allí en medio, de estrujarle y dejarle sin respiración durante un infinito prolongado de tiempo.
le respondió.
":)"
sonó el timbre minutos después. hizo tiempo, demasiado tiempo queriendo al recojer la mochila, dejó pasar un par de minutos, y cuando la clase estaba medio vacía, salió. allí estaba él, se le había adelantado, le estaba esperando apoyado y con ganas de escapar.
andaron muy rápido, sin hablar nada, para salir cuanto antes, desaparecer de la vista de todos, permanecer ocultos tras lo visible.
una vez fuera, el frío les caló los huesos y no pudo aguantarlo más. ella se rió y se rió, y él enseguida empezó a acompañarle a sus risas.
y tras esto, llegando a su casa, ella le dijo: "bueno, ¿y a qué viene todo esto?"
no respondió, le abrió la puerta, cojió su mochila y la de ella y las colocó junto a la escalera de caracol. le indicó que se sentase en el sofá, y se metió en la cocina.
ella mientras que esperaba todo lo que él tardaba, examinó cada uno de los detalles de la enigmática estantería, leyendo cada uno de los títulos de los libros que había y, justo cuando se levantó a observar y ver los discos, apareció:
"eh, ya habrá tiempo para eso, te traigo tu colacao."
entonces, ella se sentó, en estado completo de shock. luego, sonrió, alcanzó un nivel de felicidad que me atrevo a decir, que alcanzaba las nubes.
colocó una de sus manos en un lateral de la taza de los beatles y sintió el calor, justo, el calor que entonces necesitaba. él se sentó en frente y tras estar mirando la taza un buen rato, ella levantó la mirada, y le buscó, él la esperaba en sus ojos para recibirla.
sí. fue entonces cuando ella comprendió, que tenían muchas cosas que hablar.

[...]

luego volvieron como si nada, visibles en lo invisible, por aquella puerta.
subieron por distintas escaleras para encontrarse de nuevo en un punto.
ella se alejó hacia su grupo de amigas, él, a hablar con un amigo.
sonó el timbre y entraron de nuevo.
sacaron las cosas, los materiales. ella miró hacia atrás cuando iba a sacar los bolígrafos y con la excusa, le miró a él.
con la sorpresa, de que él hizo lo mismo.
volvió a mirar hacia delante.
imposible atender, ahora era imposible. tantas cosas, tantos recuerdos... cuando,
volvió a repetirse.
"gracias por todo eh:)"
plegó el papel y cerró los ojos.
por fin.

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