sábado, 19 de febrero de 2011

historias de viernes

Se consumen en el humo, se evaporan con las risas. Se revuelcan por el césped, se besan. Se abrazan, se queman. La luna esta noche está llena, llena como ellas, de alcohol, de tabaco. No hay nada de que preocuparse, sólo de saber si quedan cigarrillos para el resto de la noche. Vuelven a encenderse otro, y otro, y se lo fuman, y con ellos, las cosas tristes, las cosas que les preocupan, las noches vacías, las estrellas caídas, las nubes. No han comido, pero tienen hambre de seguir consumiéndose, de llenar el vacío con más vacío. Se enamoran y a la semana dicen que eso no fue nada, y ya están con otro tema. Besan y dejan que no se olviden.
Levantan pasiones, despiertan la envidia, los celos. Envidia de poder alcanzar ese estado de felicidad, envidia por poder pasar de todo, y por no darle importancia a nada.
No es fácil encontrarlas, pero, ya no llevan tacones, ni tampoco están muy escotadas. Sus mejores armas son un lápiz de ojos negros, risas y unos Chesterfield.

jueves, 17 de febrero de 2011

Sábado para dos

El sábado va a ser un sábado de concierto para clauclouds y alejandrapple, la chica de los labios color manzana.

lunes, 7 de febrero de 2011

Oye,

No era su mejor momento. Y te lo dijo. Te lo hizo saber en ese mismo instante.
Necesitaba un abrazo, entrar en calor, el calor que el calentador no le daba. Quitarse el frío de una tarde de domingo de invierno. Necesitaba sentirse apoyada, tener a alguien que le diese un abrazo antes de que comenzase a llorar. Alguien que le hablara de cualquier otra cosa, que le contase aquel chiste de la rubia en la biblioteca que le gusta tanto. Que le preparase un colacao y se lo llevase calentito, con tres cucharadas, exactas. (aunque con 2 cucharadas también se conforma)
Alguien que le mandase un sms, o le diese un toque cuando se fuese, para asegurarse de que al menos un ratito más sería feliz, leyéndolo, o acordándose de ti. Lo necesitaba. Te necesitaba.
Hablaste con ella, le recordaste que estabas allí, de la mejor manera que podías hacer, supongo.
Después, no volvísteis a hablar, pero le hicíste reír, hablaste con ella. Bromeaste, saludaste, le llamaste por su nombre, le sonreíste, le miraste. Te reíste con ella sin sentido ninguno.
Y lo mejor de todo, es que tú no lo sabías, pero lo que casi más le hizo feliz, fue que te pusiste tanto el jersey verde y el azul marino, juntos. Esos dos colores que te sientan tan bien, y que le gustan tanto.
Y lo mejor, superior de todo, es que eso que ella necesitaba, no se lo diste, pero queda una pequeña posibilidad de que sí lo hagas.
Te quiere, piénsalo una vez más.