sábado, 26 de marzo de 2011

memorias de un cumpleaños. I parte.

Ya ha pasado un rato desde que ha llegado a casa.
Desde que se ha enfadado y que ha criticado a más no poder. Todo porque, joder, tiene miedo. De cómo le pierde. Se pone el pijama y se lava la cara. Después, se mira al espejo, durante un rato, sin decir ni pensar nada. Seca la cara con la toalla y sale del cuarto de baño, mira la hora del móvil; la una.
- Apaga la luz del cuarto de baño.
Entonces, mientras le da al interruptor, suena y vibra el móvil en su bolsillo.
1 nuevo mensaje.
La pantalla se ilumina y se transparenta a través del bolsillo. Introduce la mano en el bolsillo inmediatamente para ver quién es. Pero, vuelve a interrumpirle su madre;
- ¿Quién es?
- Mamá, es una amiga. me voy a acostar.
Se mete en la cama rápido y cuando apaga la luz, le da al botón del centro para ver quién le ha mandado un sms a la una y diez de la noche.
¿Quién se había acordado de que era su cumpleaños? ¿De ella?
¿De ella a la una y diez de la noche?
¿Quién ha dejado a un lado el sueño y todo lo que estaba haciendo, para poder escribir algo que sea comprensible y legible a la hora de leerlo?
¿Quién?
Pronto la respuesta llega. La pantalla se ilumina y puede ver con claridad el nombre del sujeto quién. Se lleva la mano a la boca y empieza a llorar, llorar de felicidad.
Las lágrimas llegan a los ojos, estira las piernas, sonríe. Tiene ganas de saltar y de gritarle a todos lo que acaba de leer, de recibir, al mundo entero.
Sólo significa una cosa; ésto es el comienzo de algo nuevo, algo muy grande.
oh, vamos, sólo había una persona en ése preciso momento que podía mandarle un sms para felicitarle,
joder, ¿quién si no iba a ser?

miércoles, 2 de marzo de 2011

Él era una bomba nuclear en su cabeza

Y cuando él le miraba (directamente a los ojos, como cuando tienes hambre y una tarta delante de ti. O como cuando te dicen que no entres en un sitio, o que no hagas algo, y necesitas hacerlo. Como cuando te dan un toque y tienes el móvil en silencio, y solo lo ves tú. Como cuando te llega un sms en el salón y tus padres te preguntan "¿Quién era?" y tú te limitas a sonreír y decir "nadie", y te mueres por cada una de las letras que ves en esa pantalla. Como cuando te quemas la piel el verano, o te mueres de frío en invierno. Como cuando te besan sin besar. Como cuando te dan una buena nota en un examen, o cuando hace buen tiempo los domingos), cuando él le miraba empezaba una guerra en su cabeza.